La cúrcuma, también denominada azufre de Indias, es una planta muy apreciada porque ofrece una gran versatilidad gastronómica y se le atribuyen propiedades medicinales contra el cáncer, el colesterol, entre otras enfermedades. Es nativa del suroeste de la India y pertenece a la misma familia que el jenjibre.
La cúrcuma es ideal para cocinar. Es picante y deliciosa. Perfecta para el arroz y curry. Durante generaciones, la cúrcuma se ha utilizado en la cocina de la india y del Lejano Oriente por su distintivo sabor a pimienta y un rico color ocre. Perfecto para curry, sopas, arroz y otros platos.
La cúrcuma es un alimento muy beneficioso para tu salud. La curcumina que contiene la cúrcuma favorece tu sistema nervioso. Ayuda a controlar la inflamación. Alivia tus músculos y articulaciones. Favorece la digestión. Tiene propiedades antioxidantes. Refuerza el sistema inmune.
Tiene múltiples propiedades que te explicamos a continuación:
Digestiva: te ayuda a digerir bien los alimentos, te alivia la sensación de empacho, la dispepsia o indigestión y previene la formación de gases y flatulencias. Asociada a plantas astringentes, es útil en caso de diarreas provocadas por inflamaciones gastrointestinales, intoxicaciones o alergias. La cúrcuma incide sobre la mucosa gastrointestinal, y contribuye a reparar el tejido dañado.
Antiinflamatoria: es un antiinflamatorio estomacal e intestinal, muy adecuado en caso de gastritis y gastroenteritis pero también como apoyo en el tratamiento de pancreatitis y el colon irritable.
La cúrcuma es una buena aliada en caso de reumatismos diversos, como artritis y artrosis, con la ventaja de que a diferencia de otros antiinflamatorios, no genera daños en las mucosas gástricas.
Se le atribuye una alta capacidad para reducir la histamina en los procesos inflamatorios. Su acción antiinflamatoria se considera comparable al famoso ibuprofeno.
Ayuda a metabolizar las grasas: mejora y estimula la producción de bilis por su alto efecto colerético, y favorece la metabolización de las grasas. Tiene una gran capacidad lipofílica –de absorción de grasas–, que son metabolizadas sin problemas y excretadas con las heces.
Ayuda a perder peso: por su facilidad para movilizar las grasas y metabolizarlas. La curcumina, asimilada en la dieta, puede limitar la extensión del tejido graso, inhibiendo el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos o angiogénesis, y por ello se incluye en terapias de adelgazamiento.
Descongestionante: tiene un efecto descongestionante a nivel hepático; restaura las células hepáticas y ejerce una acción protectora sobre el hígado.
Efecto hipolipemiante: que puede ayudar a bajar los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
Favorece el sistema circulatorio y cardiovascular: por su poder antioxidante y como antiagregante plaquetario, la cúrcuma, consumida de manera regular, puede prevenir la aparición de dolencias cardíacas, como embolias y arteroesclerosis.
Antioxidantes: la curcumina y otros principios activos de la cúrcuma ofrecen protección ante el ataque de los radicales libres, detienen la oxidación celular en órganos vitales como el riñón, el hígado o el corazón.
Posibles efectos antitumorales: los extractos de cúrcuma se han ensayado en tratamientos antitumorales, para reducir la aparición de células cancerígenas en la piel, la boca y los intestinos por su capacidad antioxidante.
Favorece la piel y mucosas: por vía externa, la cúrcuma muestra una potente acción desinflamatoria sobre mucosas bucales y epidérmicas, sobre úlceras, llagas, quemaduras y picaduras de insectos.
Antiaging: se le atribuye un efecto rejuvenecedor de la piel, ayuda a eliminar las toxinas, y a mantener la piel sana y libre de impurezas.
Favorece la cicatrización de heridas y quemaduras.
La cúrcuma como especia, por su sabor intenso, puede ser una buena ayuda para personas afectas de trastornos neurológicos para potenciar el sentido del gusto, que pueden tener mermado.
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